Mito 1: El ciberacoso solo ocurre entre adolescentes.
Realidad: Aunque es común entre los jóvenes, el ciberacoso no conoce límites de edad. Con el aumento del tiempo en línea debido a la pandemia, se ha reportado que incluso los adultos experimentan acoso en internet, con el 44% de todos los usuarios de internet en EE. UU. afirmando haber sufrido acoso en línea.
Mito 2: El ciberacoso es menos dañino que el acoso en persona.
Realidad: Las consecuencias del ciberacoso son igualmente devastadoras, a veces incluso más, ya que el acoso puede ser constante y omnipresente. Más de la mitad de los adolescentes se sienten enojados después de ser ciberacosados, y un tercio se siente herido, con casi el 15% sintiéndose asustado.
Mito 3: El ciberacoso es fácil de detener; solo necesitas bloquear al acosador.
Realidad: Bloquear al acosador es una estrategia efectiva, pero no es una solución definitiva. Los acosadores pueden crear nuevas cuentas o acosar a sus víctimas a través de otros medios. Casi dos tercios de los preadolescentes dijeron que intentaron ayudar a alguien que estaba siendo acosado en línea.
Mito 4: El ciberacoso solo sucede en plataformas oscuras de internet.
Realidad: El ciberacoso ocurre en todas las plataformas de redes sociales, principalmente en YouTube, Snapchat, TikTok y Facebook.
Mito 5: Solo se preocupan por el ciberacoso los padres de los afectados.
Realidad: El ciberacoso es una preocupación para todos; afecta a las comunidades, escuelas y lugares de trabajo. La prevención y la intervención son responsabilidad de todos.
Casos como los de Ashlynn Conner, Megan Meier y Amanda Todd nos muestran las consecuencias mortales que puede tener el ciberacoso. Estas tragedias destacan la necesidad de educación, conciencia y medidas proactivas para combatir el ciberacoso.
Separar los mitos de las realidades es el primer paso para luchar contra el ciberacoso. No se trata solo de bloquear a un acosador; se trata de cambiar la cultura del ciberespacio para que el acoso no tenga lugar en él.